El año pasado, después de vivir en su apartamento de Prineville durante nueve años, Jax enfrentó el desalojo. Desde la pandemia, Jax había visto cómo su complejo de apartamentos decaía lentamente. La administración y el mantenimiento no habían estado presentes en casi cuatro años, y los apartamentos habían sido desocupados y nunca atendidos, causando aún más problemas.
Los vecinos de Jax se mudaron y dejaron todo lo que tenían en su departamento. Quedó comida y no pasó mucho tiempo antes de que llegaran los ratones y luego las ratas. El apartamento quedó inhabitable. Jax hizo todo lo que pudo para controlar su salud física y mental, que tanto había trabajado para estabilizar. Sin embargo, era casi imposible, ya que podía escuchar las ratas en las paredes, los techos y ocasionalmente las veía en su apartamento. Sabía que tenía que mudarse, pero las listas de espera eran largas para conseguir otro apartamento subsidiado y estaba en el proceso de solicitar ingresos del Seguro Social.
Cuando una nueva empresa administradora se hizo cargo de la propiedad en 2024, comenzaron inmediatamente a presentar avisos de desalojo con la intención de reconstruirla. Con total desprecio por las personas que todavía vivían allí, expulsaron sistemáticamente a todos. Jax fue uno de los últimos inquilinos que quedaron y luchó por su derecho a la vivienda.
Aunque Jax se mantuvo fuerte, la gerencia continuó presentando avisos de desalojo, a veces usando tácticas de miedo como publicar avisos en medio de la noche y acechando alrededor de sus ventanas. Los avisos comenzaron a incluir facturas (la primera por 28.000 dólares y la siguiente por 50.000 dólares) que indicaban que Jax no había pagado el alquiler en años.
Cuando Jax acudió a la corte, recibió un paquete de información y referencias, incluido un folleto de Thrive. Poco después, recibió un vale de elección de vivienda y ese paquete de información también incluía el folleto de Thrive. No hace falta decir que Jax se conectó con Thrive y estuvo vinculado con la defensora de extensión comunitaria Emily. ¡A partir de ahí, se pusieron manos a la obra!
Jax comenzó a trabajar con Emily, reuniéndose con ella en la biblioteca del condado de Crook y por teléfono varias veces a la semana. Él se sintió escuchado y comprendido por ella, y ella actuó rápidamente para conectarlo con recursos críticos. La asistencia jurídica fue la primera conexión y Erin brindó apoyo legal fundamental en lo que se había convertido en un proceso de desalojo manifiestamente ilegal. Trabajó con Emily para solicitar alquileres usando su vale, aunque el proceso de desalojo también lo hizo difícil.
A lo largo de los casi 6 meses que trabajó con Emily, Erin y su cuidadora Cassie para encontrar un lugar donde vivir, todavía estaba soportando la tortura de vivir en el apartamento infestado de ratas. Cuando Jax habla de su experiencia durante el año pasado, dice cosas como , “He tenido a las mujeres más poderosas que llegaron a mi vida”, “Estas personas me salvaron la vida”, y “Fue todo un equipo el que me ayudó a salir de esta situación”. El profundo impacto que sus defensores han tenido en su vida no pasa desapercibido para él. Está tan agradecido con Emily que ahora la considera familia. “No sé cuál es exactamente su trabajo, pero ella hizo todo lo posible para ayudarme… nunca me hizo sentir que no merecía esta ayuda”.
Agradecido, amable y divertido, Jax describió su mudanza a su nuevo apartamento en Redmond en noviembre. Aunque su apartamento estaba escasamente amueblado en ese momento, recibió a dos familiares para el Día de Acción de Gracias, con quienes no había comido en 20 años. Jax solía ser cocinero y estaba emocionado de cocinar un pavo en un horno nuevo y, lo más importante, libre de ratas.
Después de vivir con miedo durante tanto tiempo, Jax se siente aliviado y relajado en su nuevo departamento. Está trabajando en algunos problemas de salud física por haber estado en modo de lucha o huida durante tanto tiempo, pero dice: "mi corazón está feliz y mi mente está mejor", lo que le permite disfrutar de las cosas que le encanta hacer. Le gusta estar al aire libre, salir con su perro y su gato, pintar, cocinar y recolectar piedras.
Mientras conversábamos, él estaba pintando corazones fluorescentes para colgar en su sala de estar, lo cual fue una casualidad por el amor que siente por su nuevo lugar. Aunque expresó tanta gratitud, traté de recordarle que fue él quien fue lo suficientemente valiente como para pedir ayuda. Fue él quien fue lo suficientemente inteligente como para conservar toda la documentación del alquiler. Fue él quien tuvo la amabilidad de compartir su historia, para que otros no tengan que pasar lo mismo.
¡Gracias Jax!
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